domingo, 23 de enero de 2011

Fugitivo y náufrago

         Él, llegó de muy lejos.
Traía polvo de los caminos. Era algo así como un fugitivo. Pero no sé de qué huía...
         Ella era alta, esbelta. Lo recibió con una sonrisa. Aunque tenía la mirada triste. Él creyó recordar eso, de la adolescencia. ¿Es que acaso la conocía?.
         Lo invitó a pasar y le ayudó a quitarse el abrigo, y el sombrero. Se adelantó mirándolo al pasar, manteniendo la sonrisa y un mechón lacio le cruzaba el rostro haciéndola mas enigmática.
        Mientras, colgó las prendas, se dió vuelta y lo siguió mirando, y los ojos habían perdido la tristeza y mostaban una señal de picardía de niña.
        El le extendió la mochila-en silencio- y con un gesto le indicó que la revise. Ella extrajo una botella regordeta, de Jerez de la Frontera, y un paquete con alimentos. Ella se sorprendió pero no perdió el humor. Hizo un gesto con los labios al hombre. Una especie de beso.
        Fué del recibidor a la cocina a dejar las cosas. Volvió con dos copas.
Le señaló las dependencias, su gesto era franco, si fueran palabras hubiera sido:-¡Pasa. Esto es tuyo!.
       El entró al cuarto. Había una cama pequeña y una silla. Un espejo mas allá. Unos cuadritos. Y un armario placard. Por la puerta entreabierta se percibía un vestido estampado de seda y una chalina bordó.
él entonces sonrió, como recordando otro tiempo. Se sacó las botas y se tendió unos segundos apoyando la cabeza en la mullida almohada.
      Apareció en la puerta, sonriente con las 2 copas. Se apoyó en el marco, lo miró y señaló los recipientes y luego la botella de ese "vino noble".
     Una señal de: -¡Vení!, con la cabeza. Se levantó y anduvo tras de ella, que le pidió que se siente en la alfombra, y le ayude a encender el hogar.
     Puso los leños, la hojarasca, y le dió yesca....El Fuego, ardió. Agregó ella unas piñas y las llamas crepitaron.
Ya las dos copas estaban servidas, le alargó una y con la otra mano lo cubrió con la otra mitad de un poncho. Y asi sentados mirando el fuego, ella lo acarició, Y habló. Por primera vez. -Veo que estás cansado, que una duda te perturba además. Estás bien de salud al menos. Algo es Algo!.
La miró y no dijo nada. Solo sonrió. Y los ojos claros sonrieron también.
La tomó por la cintura con fuerza y se miraron fijo a los ojos mientras vaciaban sus copas. Ella se rió, y él también. Rodaron por el suelo como dos niños....El era "vlctima de mil naufragios", ella "un mar de paz, de tranquilidad, pero tambien de deseo"....El se sumergió en ese mar. Al menos valía la pena esta vez morir ahogado en ella...
 Ren Shan 23/01/2011 -  20:09 hs