domingo, 21 de noviembre de 2010

Camino a la Escuela de Matansillas (norte de Neuquén)

         Luego de un año muy complejo en situaciones personales, la búsqueda de una “válvula de escape” resultó en un viaje a Neuquén, Provincia Argentina que adopté como mi “patria espiritual”.
        Estas vacaciones las planteamos con un amigo –Julio-, quien sugirió que tirásemos una moneda al aire para decidir que punto cardinal de la provincia visitar primero. Ganó él y el norte, región que aún yo no conocía.
        El viaje es muy largo, y la parada obligada y bastante tediosa por las esperas que se deben hacer para trasbordar es:  Zapala.
        Así que Julio, hizo su primer llamado telefónico a unos amigos de Las Lajas, mientras esperábamos el nuevo colectivo.
        Un pequeño detalle: Llegar a Zapala también, te obliga como en un estado de zombificación a lavarte en el baño público de la Terminal, algo poco común en otras terminales del país. Allí hay gente lavándose los dientes, el cabello y …dándose “el baño CCCA ”( cara, cabello, cuello y axilas).
        Ya refrescados y “despiertos” abordamos el micro cuasi-local que te lleva a "La Buitrera" y destino final Las Lajas. Yo creía que la buitrera era un cerro con nidos de buitres…pero es un barrio-localidad a medio camino entre las dos ciudades mencionadas antes con gente de dudoso proceder social….
        Llegados a Las Lajas, permanecimos dos noches y un día. En el día Enso (con “S”) nos llevó hasta el paso internacional de Pino Hachado. Y vimos bosques de Araucarias jóvenes aún y algunas muy viejas que en otra ocasión les contaré detalles en otra historia dedicada a los bosques.
        Prestos para partir, desayunamos y fuimos a telefonear desde una estación de servicio, muy temprano pues el  nuevo destino es la casa de un maestro de veranada en las Matansillas y él sale a las 6.30 para otra escuela en la que es maestro y director.
        El viaje de Las Lajas a Matansillas es agobiante y monótono en el primer tramo del trayecto. Mucho calor. Paisaje desértico. Son muchos kilómetros hasta que llegás a un pueblo llamado Andacollo. Hermoso y pintoresco lugar.
         Luego de esta primer parada se hace otra vez monótono hasta llegar a Chos Malal - también muy raro el pueblo- lo mas notable es que ves la Cordillera a la izquierda con una línea de bosque abierto muy lejano y a la derecha el río ancho, con poco agua y con un inmenso puente que une la ruta con el pueblo.
         Esta es la anteúltima parada. La final es: Las Ovejas. De allí seguiríamos en camioneta hasta la escuela.
         Llegamos a Las Ovejas a eso de las 20:00. El micro paró en la esquina de una calle (de tres esquinas) y allí bajamos tres personas. Nosotros y una persona más. El Chofer dijo: -"¡¡Teeerminaaal!!". En un grito un tanto socarrón 
         Movimos hacia un lado y hacia otro la cabeza y percibimos que la calle estaba a la altura del techo de las casas del frente…me crucé para ver y descubrí otra calle paralela mas baja aún. Calles con una sola vereda.
       Momento de distracción para que aparezca la camioneta repentinamente. Intercambiamos saludos y el maestro dijo: -¡Che!, van a tener que acomodarse como puedan en la caja por que llegó de visita la escuela que nos apadrina.
       Así que abrió la puerta de la cúpula y tiramos las dos tremendas mochilas, entre cajones de fruta, bolsas de papa, carbón, una garrafa, bolsas de cebolla y subimos para acomodar nuestras espaldas contra la cabina al fondo de la caja del vehículo. A la salida del pueblo nos detuvimos en un punto panorámico desde el que se puede ver la Cordillera del Viento, que es una alta cadena montañosa que determina una zona como un valle entre Élla y la Cordillera de los Andes.
         El sol estaba cayendo sobre los picos de las montañas,  así emprendimos el final del viaje…y sucedió un hecho que aún nos inquieta y nos deja pensando.
         Luego de bajar el punto panorámico a unos 2 kilómetros mas o menos se debe vadear el arroyo dos veces y en ese lugar el camino se introduce en un túnel de vegetación.
         En plena semioscuridad del atardecer, y, como la camioneta desaceleró para el vadeo, de repente:  se introduce un tipo flaco con bicicleta y todo en la parte de atrás de la cúpula. Al tipo no se le ven detalles de la cara, solo la silueta que tiene una nariz notable y el cabello largo, movió la cabeza como mirándonos y se cubrió con el cuello del saco. Y la rueda de la bici quedó girando y haciendo el clásico ¡clac clac clac! -del piñón-.
        Comenzamos a golpear el vidrio de la cabina para que se detenga el amigo, pero nos miró y siguió adelante. En una fracción de segundo el tipo raro salta de la camioneta y desaparece en el costado del camino que tiene una pronunciada pendiente, golpeamos desesperados el vidrio, pero de adelante no acusaron recibo, solo una mirada y una sonrisa...
       Llegamos a la escuela, ayudamos con los bultos, saludamos, había de todo chicos de secundaria, chicos de permanencia, gendarmes, profesores, la cocinera y la maestra esposa de nuestro amigo.
      Nos condujeron a un altillo sobre la cocina para que dejemos las mochilas y luego a las duchas para  cenar limpios.
       Era tan interesante el ambiente, y tanta la diversión que la anécdota quedó en segundo plano…también el agotamiento, por que dormimos de un tirón hasta el otro día.
        A la mañana (domingo) el maestro estaba desayunando tarde -serían las  09.00 AM- y bajamos a acompañarlo. Mientras le entrábamos al pan y queso casero con miel (y por supuesto:”al MATE”), tímidamente le preguntamos…
       -Marcelo, ¿Qué era lo que vimos anoche en el camino? Y él responde con una tranquilidad y soltura despreocupada: -Un “No Muerto”.
      Nos explicó de un poblador, una persona muy tímida y retraída que viajaba de su ranchito solitario todos los días a Varvarco un pueblo intermedio entre Las Ovejas y Matansillas.
      Y parece que un auto solitario en la noche o la madrugada lo llevó por delante y lo dejó tirado sin parar para ayudarlo. En el día lo hallaron muerto con la bici destrozada.
         Hay dos cosas que decir para el fin de la historia. Primero que El cementerio está en Chos Malal a más de 30 km de ese pueblo. Entonces se hacen enterramientos provisorios a veces sin ataúd, en donde sea, o en “un cementerio” ahí mismo en las Matansillas, de 3 metros cuadrados que en otra historia les contaré.
         Segundo: los datos últimos dicen que este señor muchas veces era llevado por las camionetas, entonces subía con la bici a la caja y en el paraje donde vivía,  se "tiraba y montado en la bici desaparecía en la barranca".
          Los pobladores no le hacen caso, pero la gente que va de paseo entre las 20.00 y las 22.00 hs, y pasa por el vado del río Matansillas…suele tener la extraña experiencia de que un tipo flaco en bici se les suba a la caja de la camioneta...

                                                                              Ren Shan
                                                                               Febrero
de 2010


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